María está a punto de morir asesinada. Además, Roque encierra a sus amigos en los pasadizos a punta de pistola en un intento desesperado por salvar su vida mientras, a unos pocos metros, los enfermos se han amotinado y están dispuestos a echar abajo la puerta de la sala de infectados. ¿Conseguirá sobrevivir María o será una nueva víctima de Ottox? ¿Rescatarán a Marcos y sus amigos o morirán en los pasadizos encerrados y sin medicinas? ¿Escaparán los enfermos del área restringida infectando a todo el colegio?
María ha descubierto que Rubén se hacía pasar por Hugo. Corría alrededor del colegio cubierto con una capucha, de forma que nadie podía distinguirles y el profesor de deporte disponía de todo ese tiempo para hacer lo que quisiera contando con una sólida coartada.
Rubén, al verse sorprendido, no supo reaccionar y golpeó a la limpiadora dejándola inconsciente. Cuando se lo cuenta a Hugo éste lo tiene claro: hay que encontrar a la limpiadora y acabar con lo que Rubén empezó. Hay que rematar a María.
A punta de pistola, Roque encierra a sus amigos en los pasadizos y se lleva la cuerda sin la cual es imposible salir de la planta subterránea. No quiere hacerles daño pero necesita ganar tiempo para escapar de ellos, ahora que ya saben que fue él quien mató a Carolina.
Los chicos, atrapados en el subsuelo, comprenden que no podrán salir de allí sin ayuda. Su única esperanza es que alguien les eche de menos y les rescate.
Enfrentado a la posibilidad más que cercana de su muerte, Iván recapacita e intenta acercarse a Julia. Le aterra morir sabiendo que Julia le odia.
Curro ha conseguido reducir a Fermín y poner a todos los enfermos de su lado: los de fuera les han engañado y ha llegado la hora de salir de allí como sea, aunque para ello haga falta tirar la puerta abajo. Rebeca amenaza con dispararles si se atreven a salir, pero Curro está seguro de que no dispararán contra un grupo de personas desarmadas y enfermas.
Mientras tanto, Fermín, atado a la cañería del baño y muy débil por no haber tomado la medicina, agoniza. Sabe que si los enfermos salen, contagiarán a todo el colegio.
Tras varios días de duro trabajo en los pasadizos, parece que por fin han llegado a la sala donde se guardan las medicinas, unas ampollas de las que dependen las vidas de todos los infectados por el virus. Sólo les queda un obstáculo por salvar: la puerta que les separa del preciado botín se abre con una contraseña. Sólo Hugo conoce la clave y nadie conoce los planes del malvado profesor.
Paula y Evelyn está encuentran una caracola en el cuarto de Amaia, que les explica que se trata de una caracola mágica: si pides un deseo y luego la devuelves al agua, las sirenas hacen que se cumpla. Eso sí, hay que tener mucho, mucho cuidado con lo que se pide, no vaya a ser que se cumpla...